Probablemente nunca habíamos usado tanto la palabra algoritmo  como en estos últimos tiempos. Se ha escrito tanto sobre los misteriosos algoritmos de Google y Facebook, que podríamos decir que un halo de misterio los envuelve, como si se tratara del secreto mejor guardado que todo el mundo quiere descubrir. Ambas empresas nos racionan la información sobre estos algoritmos, nos la dan en pequeñas dosis y siempre a su conveniencia.

Lo único que los usuarios recibimos sin margen de dudas son los resultados de búsquedas de Google, después de aplicar sus propias reglas, y las actualización en nuestro muro de Facebook en base a determinados criterios que el Sr. Zukerberg no quiere que conozcamos del todo.

Pero la pregunta es ¿deberíamos conocer los usuarios las reglas del juego para poder ajustarnos mejor a ellas? La polémica está servida: hay ardientes defensores de la transparencia y hay otros que justifican el secretismo, basándose en que solo la honestidad y las buenas prácticas deben mover al usuario.

¿Qué mueve a Facebook a tomar decisiones?

El problema de Facebook es que esta red social está de moda, también para empresas y anunciantes. Y eso es lo que tiene la competencia: que se satura y decae el alcance orgánico de las publicaciones. Y es que 50 millones de negocios de todo el mundo luchan por hacerse visibles en el muro de los usuarios, previamente segmentados y seleccionados.

Facebook, por su parte, se resiste a explicar con detalle su algoritmo, los criterios por los que determina qué publicación aparece dónde. Se limita a decir que busca siempre contenido relevante, el más relevante… y hasta aquí pueden leer. Los usuarios siguen afilando su hacha: afinan sus estrategias, inventan nuevas fórmulas publicitarias siguiendo su instinto y su intuición, lo las directrices de la red social.

Algunos dicen que el algoritmo de Facebook,  EdgeRank, está desfasado, ante tanta competencia… pero nadie sabe si es cierto o no. Lo que sí está comprobado es que ahora aparecen menos publicaciones seguidas de una misma fuente y que al algoritmo le pirran las publicaciones de vídeo en vivo y en directo, a las que les da mucha más visibilidad.

Según Facebook, son los usuarios y sus acciones los que potencian el algoritmo. Con todo, no deja de ser una creación humana, de las personas, gestionada y alimentada por los propios responsables de la red. Sabemos que el contenido debe ser novedoso y relevante, que gana puntos si ha sido compartido por otros usuarios pero nadie nos desvela con qué criterio aparecen unas noticias en el muro de un usuario y no en el de otro.

En realidad, se suponen que son muchas las variables que el guarismo conjuga y sospechamos que puede llegar, incluso, a hacer predicciones en función de las actuaciones pasadas de los usuarios. Puede que esto sea lo que le lleva a tonar decisiones sobre las publicaciones que vemos y las que no.

¿Y qué hay de Google y su algoritmo?

Es el secreto mejor guardado de la historia de internet, o puede llegar a serlo. Si tenemos en cuenta que 9 de cada 10 búsquedas en el mundo se realizan a través de este buscador, parece que no les va tan mal esto del secretismo.

Sabemos que lo actualiza cada cierto tiempo, pero pocos de los criterios aplicados trascienden. Sí que es cierto que, de tanto en tanto, no deja titulares sobre lo que es importante: diseño responsive, velocidad de carga … cosas de ese estilo.

En esta lucha por conocer sus criterios y sus reglas ha intervenido, incluso, algunos gobiernos como Francia. Pero sin éxito. Bueno, algo sí se consiguió: que se comprometieran a no aplicar criterios editoriales en los resultados de búsqueda para que ningún agente externo pueda interferir en los resultados de búsqueda por intereses económicos. En realidad son pequeñas victorias que a algunos pueden hacerle más llevadera la ardua batalla.

Google se basa, fundamentalmente, en tres algoritmos principales a la hora de mostrar los resultados para cada búsqueda concreta: Penguin, Hummingbird, y Panda. Para nuestro consuelo, hay profesionales que dedican tu tiempo a analizar el comportamiento de estos algoritmos y a ir haciendo públicas sus conclusiones y novedades.

Podemos ayudarte a adaptar tu sitio a estos criterios, mientras continúa el debate sobre deben o no hacerse públicos.

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